Administración de las actividades

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Aunque la frecuencia puede variar de persona en persona, la sensación de que el día se ha quedado corto es constante en casi todas las personas, estudiantes o profesionistas. Pareciera que con un par de horas más todos habríamos podido alcanzar a hacer eso que vamos repasando en nuestra cabeza en el camino de regreso casa y que nos despierta de repente a las 4:00 de la mañana con un sobresalto que no consigue otra cosa que robarnos el sueño y que, sorpresivamente olvidaremos una vez que el día haya comenzado con sus propios reclamos de asuntos urgentes, reuniones que atender, correos que contestar y actividades que no nos dejarán tomarnos un respiro para ponernos a pensar, ¿qué es eso tan importante que yo tenía que hacer? El nivel de estrés y ansiedad que genera esa sensación de trabajo es uno de los principales ladrones de productividad, la mayoría de las personas pasan más tiempo preocupadas, tratando de planear un día que jamás consiguen que les alcance para todo lo que deben hacer.

Si queremos poner fin a esto hay que comenzar por detenernos. Así es, primero que nada tiene que detenerse y preguntarse: ¿A dónde voy? ¿Qué es lo que quiero lograr? Sólo así podrá saber qué es lo que tiene que hacer, cómo y dónde encajan todos esos asuntos pendientes que están girando en su cabeza, que ha anotado en papeles engomados, que escribió en su libreta de notas, y que todo el tiempo está pensando que no va a alcanzar a terminar.